En la mañana de
ayer, se llevó al juzgado uno de los casos más discutidos del momento. Todo
comenzó cuando una vecina salió a su balcón, como todos los días, pero se encontró
con una sorpresa: una banda de mariachis estaba cantando a todo pulmón y su ex-novio
lideraba la banda con aire de príncipe azul con la intención de conquistar a su
doncella. Pareció un momento muy conmovedor, sin embargo, nuestra querida
vecina del séptimo A no lo tomó de la misma manera.
Al principio, se
sintió conmovida; pero los mariachis tocaban cada vez más fuerte, hasta que
llegaron a romper los vidrios de su ventana. Este hecho la enfureció mucho. La
propietaria les rogó que pararan, pero el enamorado hizo oídos sordos hasta
lograr que ella le lanzara una maceta. Aunque no hirió a nadie, el príncipe
azul, asustado, se marchó.
El acto de este
pobre hombre fue noble, pero sus consecuencias severas. Ella, indignada por lo
que acababa de pasar, se dirigió enseguida a la comisaria de su pueblo y
presentó cargos por 200USD y el arreglo de su ventana. Claro que él no aceptó
sus términos, ya que la ruptura de su ventana no requería tanto arreglo y no
habían invadido su propiedad de ninguna forma. Esta declaración inició una
guerra legal entre nuestro enamorado, su doncella y los mariachis, que, al
escuchar que habían sido denunciados, presentaron cargos contra la mujer por
tratar de agredirlos. Esta discusión, los llevó a realizar un juicio.
El juicio se
llevó a cabo ayer a las 9:00am. Este duró alrededor de dos horas, ya que, ni la
mujer, ni los mariachis darían el brazo a torcer. Por otra parte, el príncipe
azul defendía a su mujer con sangre, sudor y lágrimas y no le importaba cumplir
un par de horas de servicio comunitario, con tal de que ella pudiera salir
limpia de esta situación. La vecina declaró que ella se había sentido ofendida
por lo que había pasado y pidió una orden de restricción para los mariachis y
su ex-pareja. Al fin y al cabo, no mucho quedó resuelto; el tribunal no quiso
declarar, ya que la situación le pareció absurda y a lo único que le dio lugar
fue a las órdenes de restricción. A los mariachis esto le pareció una falta de
respeto, porque no solo los habían hecho ir para nada, sino que también se
habían ganado esa orden, lo cual para ellos, no tenía ni el más mínimo sentido.
Por otra parte, el hombre esa misma tarde fue a pedir que los citaran de nuevo
para retirar esa orden, con la excusa de que no puede vivir sin ella. Claro que
la fiscal no le dio lugar a esto y pensó que a este hombre le vendría bien un
poco de descanso.
Muy bien, Lucía!
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