domingo, 24 de abril de 2016

Mi cuendú en el zoológico

  Luego de un tiempo, decidí pasar a ver cómo estaba mi cuendú. En mi viaje hacia el zoológico, escuché una noticia terrible: un cuendú se había escapado. Mantuve la esperanza de que no fuera el mío.
   En cuanto llegué al zoológico, pedí hablar con Onelli, y él me dijo que no era mi cuendú el que se había escapado, pero esa no era una razón para tranquilizarse.
  Luego de hablar un rato largo con Onelli, me enteré de que mi cuendú había formado una familia y el que se había escapado era su hijo.
  Decidí ayudar, porque además de que era familiar de mi cuendú, era realmente peligroso que ese animal estuviera suelto en la ciudad.
  Al día siguiente, me levanté a las 6:30 am para empezar a buscar. Luego de seis horas de búsqueda, a las 12:30, fui a comer al zoológico y de paso a ver a mi cuendú, ya que no lo había visto antes. Llegué a su jaula y me encontré con dos cuendúes tristes, se les notaba la preocupación en la mirada.
  A la 1:30 volví a la búsqueda. Había pisadas por todos lados, eran confusas y no llevaban a ningún lugar.
  Pasó una semana, buscábamos y buscábamos pero no encontrábamos nada.
  Luego de meses y meses de ardua búsqueda, lo encontramos. Onelli me dejó llevar al cuendú a su jaula y la felicidad que vi en los ojos de mi cuendú fue impagable.